El poder que tienen los productos cosméticos de hacer ver mejor a una persona es increíble. No hablo de un maquillaje profesional, recargado o de fiesta, sino de ese que, con unos cuantos toques, te hace lucir radiante. Ese que usas o deberías usar todos los días de tu vida. Si bien el maquillaje por sí mismo no te da un estilo (de hecho, nada de lo que te pongas en sí mismo tiene ese poder), sí te ayuda a manifestarlo, a reafirmar el que ya tienes y expresas con el resto de tu indumentaria. El maquillaje es un elemento más de tu atuendo y al igual que un buen par de zapatos, una bolsa de impacto o un vestido espectacular, debe vestirte, destacarte y hacerte lucir extraordinaria. La elección del maquillaje evoluciona casi de la misma manera que la de la ropa y la de los accesorios. En un inicio hay mucho de imitación, luego viene una etapa de experimentación y, al final, descubres qué es lo que mejor te queda y favorece.
Cada búsqueda es individual, cierto, pero la orientación es fundamental por lo que aquí te daremos siete tips para iniciar o reafirmar tu búsqueda de estilo a través del maquillaje:
1. Cuida tu piel. Esto es fundamental. Tu tez debe estar sana, cuidada e hidratada para que sea una buena base para maquillaje. Identifica tu tipo de piel (seca, grasa o mixta) para darle el tratamiento adecuado. Si el lienzo donde vas a pintar no está en buena condición, tu maquillaje tampoco lo estará. Por ello deberás de usar una crema hidrate acorde a tu tipo de piel.
2. Identifica tu tono de piel. Esto parece obvio, pero no tienes idea de cuántas mujeres no lo toman en cuenta a la hora de escoger los colores con los que quieren maquillarse. Además de la base adecuada a tu tono de piel, identifica los colores que te quedan según seas morena o blanca.
3. Imita. No está mal para empezar. En un inicio puedes emular a tu madre, hermanas mayores o a una celebridad. Mi madre imitaba a Marilyn Monroe. Tú puedes imitar a Miley Cyrus, a Sarah Jessica Parker, Jennifer López, a Belinda... Sólo piensa en algo: la mujer a la que decidas imitar debe tener un punto de identidad contigo, es decir, deben ser de estilos similares.
4. Experimenta. Toma la imitación como base, algo similar a aprender el alfabeto. Pero ya que has aprendido a escribir, redacta tu propia historia. Experimenta, varía, inventa... Sé espontánea. Usa una sombra de ojos en los labios o un labial como sombra. A ver qué resulta. Quizá las texturas no funcionen igual, pero los efectos pueden ser interesantes. Sino sirve? Tomas un pañuelo y te lo quitas. ¿Ves qué simple? Pero tal vez habrás llegado a un hallazgo estilístico interesante.
5. Ubícate. Aprende cuándo y dónde llevar determinados tipos de maquillaje. Una reglita sencilla que no falla: sin importar qué colores uses, los maquillajes ligeros son para el día y los más cargados para la noche. ¿Te gustan los colores intensos en el día? Entonces balancéalos. Si llevas la boca muy fuerte, los ojos deben ser discretos y viceversa.
6. Entérate de las tendencias. A menos de que seas emo o dark, tienes que averiguar cuáles son los colores de maquillaje de temporada. No es que haya nuevos colores (no se pueden inventar más), lo que se crea cada temporada son nuevos matices y texturas. Esto se vuelve una oportunidad para variar tu estilo, sin comprometerlo, para verte a la moda.
7. Pide asesoría. Curiosamente, en el terreno del maquillaje es donde cada vez es más fácil y barato pedir una asesoría profesional. Los maquillistas de mostrador ya no son sólo vendedores, sino también verdaderos profesionales que han estudiado y están capacitados en imagen y tendencias. Ellos son la opción ideal para aconsejarte acerca de la paleta de color y texturas que te quedan bien, y lo mejor: la forma ideal de aplicación. Te aconsejarán lo que puedes usar para una ocasión determinada o para tu vida cotidiana. Y, lo más importante, qué es lo que debes resaltar de tu rostro y volverlo tu rúbrica, ese toque extra que reafirmará tu personalidad.
Antonio González de Cosío. (2014). Satélites del Estilo: Maquillajes y Perfumes. El Libro del Estilo (116). México, Editorial OCEANO.